La influencia de la ópera y zarzuela en el teatro musical colombiano a
finales del siglo XIX e inicios del XX, y la legitimación de la murga
uruguaya centraron los debates en Casa de las Américas.
Durante el intercambio, suscitado como parte del Coloquio Internacional de Musicología, que sesiona en Casa, el investigador colombiano Juan Fernando Velázquez explicó que la ausencia de compañías de ópera italiana después de 1896 y la presencia de ciudadanos españoles en Medellín favoreció la predilección del público por la zarzuela.
Justamente la influencia de estos dos géneros del teatro musical propició el desarrollo de un "proceso de europeización" en los compositores latinoamericanos, precisó.
Velázquez acotó que en aquella época también alcanzaron popularidad otros conjuntos y artistas como el violinista cubano Claudio José Domingo Brindis de Salas (1852-1911), quien al menos ofreció cuatro conciertos en 1898.
Refirió que el teatro replanteó el papel de la mujer, al tiempo que favoreció la aparición de la crónica y la crítica especializada, se convirtió en un espacio clave en el entorno urbano y la gente comenzó a aproximarse a la música de una manera diferente, en tanto su disfrute formó parte de una experiencia estética.
Por su parte, el uruguayo Carlos Correa ofreció detalles sobre el proceso de legitimación de la murga, un fenómeno escénico musical de más de un siglo de historia, que forma parte de los tradicionales carnavales y que cada vez gana arraigo fuera del sector marginal de la población donde surgió.
El estudioso precisó que con el tiempo esta manifestación artística ha modificado elementos que la identifican como vestuario, maquillaje, texto, ritmos y composiciones coreográficas, como parte del proceso de aceptación popular.
Entre los factores que han incidido en esta actitud destacan la aparición de la figura del arreglador coral, el vínculo con el canto popular, la fusión con la música tropical y el rock, la realización de un concurso y el afianzamiento de la izquierda uruguaya, responsable de la oficialización de este hecho cultural y patrimonial a través de talleres.
Correa ofreció detalles sobre la murga joven, un sonido y estilo diferente más actual, que manifiesta cierto rechazo a lo tradicional; sin embargo, cada año crece el número de agrupaciones de este tipo que se presentan al carnaval.
La murga, subrayó el investigador, es un fenómeno cultural vivo, en movimiento, rico, que mantiene cierta raíces, pero que hoy forma parte del proceso de globalización de la música.
Durante el intercambio, suscitado como parte del Coloquio Internacional de Musicología, que sesiona en Casa, el investigador colombiano Juan Fernando Velázquez explicó que la ausencia de compañías de ópera italiana después de 1896 y la presencia de ciudadanos españoles en Medellín favoreció la predilección del público por la zarzuela.
Justamente la influencia de estos dos géneros del teatro musical propició el desarrollo de un "proceso de europeización" en los compositores latinoamericanos, precisó.
Velázquez acotó que en aquella época también alcanzaron popularidad otros conjuntos y artistas como el violinista cubano Claudio José Domingo Brindis de Salas (1852-1911), quien al menos ofreció cuatro conciertos en 1898.
Refirió que el teatro replanteó el papel de la mujer, al tiempo que favoreció la aparición de la crónica y la crítica especializada, se convirtió en un espacio clave en el entorno urbano y la gente comenzó a aproximarse a la música de una manera diferente, en tanto su disfrute formó parte de una experiencia estética.
Por su parte, el uruguayo Carlos Correa ofreció detalles sobre el proceso de legitimación de la murga, un fenómeno escénico musical de más de un siglo de historia, que forma parte de los tradicionales carnavales y que cada vez gana arraigo fuera del sector marginal de la población donde surgió.
El estudioso precisó que con el tiempo esta manifestación artística ha modificado elementos que la identifican como vestuario, maquillaje, texto, ritmos y composiciones coreográficas, como parte del proceso de aceptación popular.
Entre los factores que han incidido en esta actitud destacan la aparición de la figura del arreglador coral, el vínculo con el canto popular, la fusión con la música tropical y el rock, la realización de un concurso y el afianzamiento de la izquierda uruguaya, responsable de la oficialización de este hecho cultural y patrimonial a través de talleres.
Correa ofreció detalles sobre la murga joven, un sonido y estilo diferente más actual, que manifiesta cierto rechazo a lo tradicional; sin embargo, cada año crece el número de agrupaciones de este tipo que se presentan al carnaval.
La murga, subrayó el investigador, es un fenómeno cultural vivo, en movimiento, rico, que mantiene cierta raíces, pero que hoy forma parte del proceso de globalización de la música.
No hay comentarios:
Publicar un comentario