jueves, 24 de noviembre de 2011

Viva la música, vivan los niños


















Por: José Ernesto González Mosquera

“Los niños son la esperanza del mundo”… recordaba esta frase del Apóstol sentado en una butaca del primer balcón del teatro capitalino Karl Marx durante el concierto “20 años de la Convención sobre los Derechos del Niño en Cuba”. Y como no hacerlo… si a cada minuto la velada te hacía llorar, reír o erizarte la piel a tal punto que te sentías frente a un espectáculo de lo más grande del panorama artístico-musical del mundo.
Previo al comienzo dos pantallas inmensas en el interior del coloso de Playa, proyectaban un documental donde niños latinoamericanos ofrecían sus consideraciones acerca de cuestiones importantes para ellos: sus aspiraciones para cuando crecieran, la importancia de la educación, lo vital que resulta que los adultos escuchen a los niños e incluso, peticiones hechas a estas personas “mayores”.
Los infantes, verdaderos protagonistas de la noche, se acoplaron de manera magistral a una dramaturgia guiada por tres músicos de primera línea que se entremezclaron con total humildad al talento creador de los pequeños: Ernán López-Nussa, Raúl Paz y X Alfonso, los tres Embajadores de Buena Voluntad del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), organismo que auspició el evento.
Con un redoblar de tambores de Lilia Lucía, pequeña con apenas dos meses de estudios  musicales, comenzó la noche para darle paso a un Ernán López-Nussa colosal en el piano. A este “monstruo” se le unió el bisoño Jorge Enrique a tocar la famosa canción La Cucaracha a cuatro manos.
La noche no pararía de sorprender. Con su afamado tema Mama irrumpió Raúl Paz en escena para contagiar con su alegría y estilo peculiar de interpretación a los presentes. “Es un honor estar aquí en un día tan importante puesto que los niños son el futuro y este camina rapidísimo”, expresó el artista.
Este joven cantante ofreció además Mulata y se unió a dos niños para conformar así uno de los momentos climáticos del show. Un “fenómeno en formación”, según lo calificara Paz, resultó en verdad el pequeño Jesusín, quien con su trompeta cautivó al realizar una interpretación magistral del clásico A mi manera.
Además, con un Carnaval  de alegría llegó Roco al escenario para cantar junto a su papá esta canción del fonograma Habanization. Juntos, padre e hijo por decirlo de alguna manera, pues parecían la misma persona en diferentes tamaños, pusieron de pie a un auditorio que disfrutó verlos brillar. Junto a ellos, nuevamente magno fue Jesusín al descifrar con gran maestría los tonos finales de este tema.
Las raíces afrocubanas fueron puestas de manifiesto por  las pequeñas manos de Kevin, de solo 5 años, pero grande en su manera de representar esta música, mientras lo acompañaba con un canto yoruba la corista de Raúl.
Cuando parecía que ya no se podía ver nada más, X Alfonso deleitó con Reverse, a piano solo, y se unió a su hija María para cantar el tema Fly Away y culminar junto al Coro Infantil dirigido por la maestra Digna Guerra a la manera de Abuelo dice.
Este grupo coral, de la mano de su directora al piano, logró seducir al público con un cómputo de canciones entre las que merece especial aplauso la interpretación del clásico de John Lennon, Imagine.
Y no podía ser de otra manera, ya lo dije. Si el concierto era dedicado a los benjamines no culminaría sin alguna canción de uno de estos padres escrita para sus pequeños. X tuvo a su cargo cerrar el concierto con la canción Solo tú puedes darme amor, compuesta años atrás a su retoño y que, especialmente para la ocasión, cantó junto a ella.
Finalmente se les unieron todos los músicos que habían formado parte de la gala que celebró la niñez como virtud, como amor que ofrece una confianza en la humanidad, como etapa donde aun todos los hombres son creadores y olvidan el odio y la muerte.

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