martes, 15 de noviembre de 2011

Destacan aportación de Ignacio Piñeiro a la música cubana

San Juan, (PL) El escritor Roberto Oropeza aseguró la pasada semana que el músico Ignacio Piñeiro realizó una extraordinaria aportación a la música cubana al "vestir de traje el son habanero y ponerle clave para bailar".

El autor del libro "La Habana tiene su son"  destacó, igualmente, cómo el origen del son cubano se extrapoló a la salsa puertorriqueña debido a que en ambos países "tenemos la misma síncopa musical" producto de que hay similares vínculos con África.

"Puerto Rico está en el libro porque en la música cubana, Puerto Rico tiene que estar obligatoriamente", dijo Oropeza al dictar una conferencia en el marco de la XIV Feria Internacional del Libro de Puerto Rico, en el Pabellón de la Paz del parque Luis Muñoz Rivera en la isleta de San Juan.

"El son nace y se cultiva en La Habana y nace como una derivación de la música que hacían las charangas típicas y las orquestas que fundaron las contradanzas criollas, que eran criticadas porque eran acongadas", dijo ante un atento auditorio entre los que estaba el cantante boricua Andy Montañez.

Oropeza habló con deleite de la figura de Piñeiro y del Septeto Nacional, al resaltar cómo dio a conocer el guaguancó en medio de controversias con otros músicos de su época, para principios del siglo pasado.

Refirió que la agrupación Los Roncos, que lideraba Piñeiro, y los músicos de Paso Franco se dedicaban temas musicales rivalizando, "calentando la temperatura" en ocasiones hasta el punto de la ofensa. El autor destacó que una de las novedades de su libro de 400 páginas, editado por Agencia Ediciones Cubanas, es que descifra los verdaderos orígenes de Piñeiro, cuyo nacimiento se ubica el 21 de mayo de 1888 en La Habana, pero que luego aparece inscrito a los 26 años de edad, el 14 de febrero de 1914, por su verdadero padre, el asturiano Manuel Piñeiro Menéndez.

Antes se había dado por sentado que su padre era Marcelino Rodríguez Sanchín, y que el músico adoptó el apellido Piñeiro de la época en que vendía carbón en la Bodega Piñeiro en La Habana.

Oropeza resaltó como otra novedad del libro "La Habana tiene su son", que en 1929 Ignacio Piñeiro grabó en Madrid la canción "Asturias, patria querida", versión de un viejo son que cantaba en La Habana y se convierte en himno para los asturianos.

"Su padre hacía poco que había muerto", explicó el conferencista cubano al subrayar la nostalgia que pudo haber embargado a Piñeiro al escribir esa canción, que "fue himno de combate durante la guerra" en España.

El volumen establece, además, quiénes fueron los verdaderos fundadores del Septeto Nacional después que Ignacio Piñeira regresa de una gira por Estados Unidos con el Septeto Oriente.

Oropeza reiteró en que "el son nace y se cultiva en La Habana" razón por la que ningún músico llegó a la capital cubana diciendo "yo soy sonero".

El libro de Oropeza recoge la vida de Piñeiro hasta que muere en 1969 y hasta 2010 la trayectoria del Septeto Nacional, que el año que viene proyecta hacer una gira a Estados Unidos aparte de las actividades organizadas en La Habana por la Oficina del Historiador de la Ciudad al cumplirse los 85 años de fundado.

El autor se mostró esperanzado en que la histórica agrupación cubana pueda presentarse en Puerto Rico para entonces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario