viernes, 2 de agosto de 2013

Juan Formell: el padre de los Van Van de cumpleaños

GAÍNZA MORENO

Suenacubano.com rinde homenaje al padre de los Van Van en vísperas de su onomástico. Brindamos esta conversación con el hombre que este 2 de agosto celebra su cumpleaños 71, premio Nacional de música; Pipo para sus familiares, Juanito para sus amigos más cercanos; una persona seria, como él mismo se definió al comenzar este diálogo; un verdadero maestro y el líder de la orquesta más representativa de la música popular bailable en Cuba; precisamente sobre el uso de ese término dijo:
“No es correcto, estoy en contra del término de música popular bailable porque nosotros luchamos muchos años por aquello de la salsa y logramos que se reconociera que lo que se toca es timba, es songo, que son géneros musicales de los más nuevos. Música popular bailable es como un término generalizado para toda la música, porque toda la música es bailable, se puede bailar hasta con Radio Reloj y nosotros tocamos timba, la timba cubana”.
¿Qué fue el changüí 68?
Como todos saben, yo entro en la Orquesta Revé, la cual tenía su formato típico. Tocaban temas de Elio, de El Guayabero y de algunos compositores de esa época al estilo del changüí, que tiene características muy específicas. Entonces comencé a reformar todo aquello: le introduje una guitarra eléctrica, un bajo y dio como resultado una música fusionada que sonaba diferente, nueva, y a esto determiné llamarle changüí 68.
Después, al iniciar la década de los 60, se comienza a fusionar la música popular cubana con determinados géneros caribeños e incluso norteamericanos. Aparece el songo, que le dio nuevas posibilidades a los músicos. Los Van Van posteriormente también beben de la timba.
¿Todavía estudia el son después de tanta experiencia?
Ahí está la verdad, el son es el común denominador de toda la música popular cubana. No hay nada que se haya escapado de que el son sea la raíz, tanto el songo, la timba, como la salsa famosa que disfrutan muchos.
En su trabajo como compositor, ¿escribe primero la música y posteriormente le pone la letra?
Eso viene junto, es una idea que tienes en la mente y musicalmente te sientas con la guitarra, te orientas armónicamente y haces muchos cambios hasta que tienes el número musical. Requiere de un oficio que ya para mí es un poco más fácil, por los años en este trabajo. Si la letra toca una historia personal debe ser interesante y que otros se identifiquen a través del tema con lo que te está pasando.
Usted siempre ha sido un cronista de su tiempo, ¿qué diferencia hay entre el Formell compositor de los 80 y el que escribe la realidad social del siglo XXI?
Esto es muy importante y serio. Yo siento mucho respeto por la composición. Resulta complejo porque es sintetizar en tres minutos una historia y que sea rica para que la gente la disfrute y la baile. No es nada fácil. Todos los compositores tienen una etapa muy prolífera, yo la tuve entre finales de los 60 y puede ser que hasta los 90. En esa etapa compuse más de 300 canciones; también para el cine y el teatro hice muchos trabajos. Ya después de estos años empecé a disminuir la producción de temas. Admiro a los buenos compositores de cualquier género.
¿Qué importancia le presta al estribillo de las canciones?
Mucha, porque lo que dice el estribillo es lo que en realidad va a formar parte después de la historia que vas a contar, hasta que no tengas el estribillo no tienes nada en la mano porque el estribillo es el que decide el juego.
Como productor, usted ha hecho muchos trabajos para mujeres notables de la cancionística, y esos temas han sido retomados por jóvenes intérpretes de estos tiempos, ¿qué criterio tiene sobre ese trabajo?
Es algo muy espontáneo, pero quiero significar un caso: el de Ivette Cepeda. Estoy fascinado como canta esta mujer. Hizo una versión de “Y tal vez” muy buena; y también Rochy, todas lo han logrado. Me gusta la idea de reunir una cantidad de temas, incluso inéditos, para que un grupo de muchachas, las más talentosas, los interpreten, y hacer un disco; esto se hablado y yo estaría encantado de llevarlo a cabo.
Usted siempre habla con mucha admiración sobre Elena Burke, ¿qué recuerdos guarda de ella?
A Elena, esté donde esté, tengo que agradecerle siempre que me introdujo en el mundo de la música por la puerta grande. Elena Burke ya era Elena Burke en todos los sentidos, para mí una de las mejores cantantes de todos los tiempos, para no decir la mejor de las que hemos tenido, y ella escogió para su disco “Mis veintidós años” —donde había un tema de Pablo, otro de Silvio—cuatro temas míos. Fue un honor, hice los arreglos. También fue un reto para mí pero sirvió para que la gente me reconociera a partir de ese momento.
¿Qué nos puede adelantar sobre el nuevo disco y sus proyectos futuros?
La nueva producción discográfica de los Van Van tendrá mucho de fantasía porque esa es la vida, un sueño. La gente seguirá bailando pero escuchando e imaginándose lo que pudiera tener o alcanzar. No hemos pensado tener alguna colaboración o invitado en el disco, pero te adelanto que estamos trabajando en unos demos con Elaín Morales. Este joven escribe bien y se le ocurren buenas ideas. Vamos a colaborar también con Israel Rojas y Buena Fe, en un homenaje al 160 aniversario del natalicio de José Martí, estoy entusiasmado con ese proyecto. También estamos enfrascados, a pesar de que tenemos el tiempo muy limitado, en hacer cuatro temas, de los antológicos de la orquesta, con la Sinfónica Nacional. Es un plan que le propuse al maestro Joaquín Betancourt y con gran entusiasmo lo ha asumido, y ya lo tiene hecho.
A las tendencias musicales de estos tiempos se ha incorporado el reguetón con la timba, y en muchos casos ha dado resultado. Ustedes no asumen este trabajo, ¿han pensado en hacerlo en algún momento?
Eso es complejo. Hay un fenómeno generacional. Si Samuel lo asume lo analizaríamos. El reguetón tiene elementos simples y nuestra orquesta hace arreglos musicales con metales, cuerdas; tenemos otras características. En la esencia de los Van Van no está. No estamos en contra de ese movimiento pero no nos llama la atención, solo respetamos lo que hacen.
Los Van Van, durante 43 años, han traído consigo una inevitable secuela de seguidores, pero también de imitadores, ¿le molesta que su influencia marque el estilo de otras agrupaciones jóvenes?
Una cosa es irte por el estilo de trabajo y otra cosa es plagiar, todos los seres humanos en el mundo estamos en contra del plagio y eso sí molesta y es legalmente sancionado.
Se consideran los Van Van un símbolo de cubanidad, teniendo en cuenta lo que representan para nuestra música. ¿Por qué usted cree que la orquesta ha llegado a esta definición?
La gente ha incorporado nuestro trabajo a su vida. Creo, primero, porque hemos sido respetuosos con el público y muy constantes en nuestra labor. A los cubanos eso les llega. En el mundo entero, donde quiera que estén, nos reciben con cariño y un amor grandísimo. Vivimos para satisfacer ese público y lo respetamos enormemente. Es la orquesta más estable en muchos sentidos, y sin autosuficiencia te digo es la orquesta que más temas a pegado en la historia de la música cubana. Los cubanos desde que nacen oyen hablar de los Van Van y después bailan con nosotros.
¿Tiene un consejo para los jóvenes que comienzan a cultivar la música cubana?
Que respeten a los que hemos hecho un trabajo sostenido, no solo los Van Van sino otros como Pupy, por ejemplo, un gran pianista, de un elevado nivel. Que hagan su trabajo, que sean originales para que después sean reconocidos. Que no hagan cosas simples y sin sentido, sino lo que sientan por dentro, buscando siempre la verdad.

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