Háblanos de la familia Fuentes Bueno
Mi familia es una familia muy unida, una familia de la cual me siento
profundamente orgullosa de formar parte, y de que la vida me haya
elegido para ser un miembro más de ella.
¿De qué forma descubriste que no era la danza y sí la música el destino de tu vida?
Yo no lo descubrí, la vida me lo reveló. Durante los años 90, en
pleno “período especial”, mis padres, abuelos y tíos se turnaban para
llevarme a mis clases de ballet en L y 19 en el Vedado. El rigor de los
ensayos y las clases hacían que estuviera hasta la noche practicando.
Un día, de regreso a casa con mi padre, él me iba hablando y notó que
yo no respondía a sus preguntas, lentamente redujo la velocidad de
nuestra bicicleta china y se percató de que me había quedado dormida en
el asientico trasero. Todo esto, ligado a los apagones, o más bien
alumbrones, y las condiciones de las calles en aquel periodo, más la
lejanía de mi hogar de la sede del ballet, influyeron en mis padres, y
un día me explicaron que el ballet había cerrado momentáneamente.
Entonces, un día, una amiga de mi madre llegó a casa y me encontró
cantando un tema de Michael Jackson frente a la TV, ella le comentó a
mis padres que en la escuela elemental de música Alejandro García
Caturla hacían pruebas de ingreso para niños con ciertas y determinadas
condiciones para la música, mis padres decidieron presentarme y ahí
comenzó todo.
¿Cómo llevas en tu memoria al coro Diminuto?
Cuando entré en Caturla tuve la suerte de tener de profesora a mi
maestra de todos los tiempos Carmen Rosa López. Ella formó un coro
infantil llamado Diminuto, del cual soy fundadora. Participamos en el
Festival de Coros de Santiago de Cuba, grabamos discos, hicimos muchas
presentaciones, conciertos; en fin, fue mi primera gran escuela, un
maravilloso juego en serio que cambió mi vida y me hizo aprender el amor
a la música y al canto: siempre le estaré eternamente agradecida.
¿Y a Síntesis?
Cuando me gradué de la Escuela Nacional de Arte tuve interés en
presentarme al ISA por Teatro, incluso, me informé sobre las pruebas de
admisión, pero dentro de todo aquello apareció la posibilidad de
trabajar con el grupo
Síntesis. Acepté y luego pasó todo lo que pasó: trabajé con
X Alfonso, también con
Aldo López Gavilán, Andrés Alen,
Carlos Varela,
Descemer Bueno y tantos otros, y de todos aprendí muchísimo.
¿Qué otras influencias reconoces en tu trabajo?
La influencia de
Descemer Bueno
fue muy importante para mí. Fue el productor de mi primer disco, y más
que un productor, un amigo y tutor, adoro su música; la influencia de
Carlos Varela
a quien respeto, quiero y admiro profundamente; y la influencia de mi
esposo Eduardo Cabra (Visitante de Calle13), para mí, el productor
latino más importante de estos tiempos, un hombre con una gran
sensibilidad y entrega para la música, con muchísima disciplina a la
hora de trabajar, un gusto exquisito a la hora de mezclar géneros; en
fin, es una gran bendición compartir mi espacio profesional con alguien
como él. Es la influencia más grande para mí en estos últimos tiempos.
Me ha dado mucha confianza con esta propuesta discográfica, a la hora de
probar nuevos estilos. Estoy muy feliz y complacida con el trabajo
final y esperamos que sea del mismo agrado para el público.
Tu disco Amargo pero dulce fue la carta de
presentación de tu trabajo como solista, cantante y compositora. A la
vuelta del tiempo transcurrido, ¿cómo lo evalúas hoy?
Como ese primer disco donde te comienzas a explorar y a encontrar. Es
un disco al que siempre le tendré mucho amor, porque eso mismo fue lo
que me devolvió: amor, en todos los sentidos. La posibilidad de una
carrera como solista y el cariño de un país completo.
Ha habido cambios importantes en tu vida privada que tienen
que ver con el amor y con tu estancia en Puerto Rico. ¿De qué manera se
vislumbran también en tu obra?
Creo que en la vida de un creador, todos los cambios que puedan
existir en su vida de manera positiva o negativa son alimento para la
obra. En este caso, compartir mi tiempo en Puerto Rico me ha dado la
posibilidad de conocer un nuevo lugar, su gente, su música, su historia,
todo eso influye en mi obra. El estar lejos de mi familia en Cuba, de
mis amigos, de mi medio, me ha ayudado a crecer y ser más fuerte. Soy
más cubana y a la vez una ciudadana de este mundo.
Está reflejado este sentir en Planeta Planetario? ¿De qué va este material?
Planeta Planetario se convirtió en mi refugio. En los
momentos de nostalgia o de alegría, ahí estaba mi pequeño planeta, que
me guarecía de toda tempestad. Este disco es todo lo que imaginé y lo
que he sentido en estos últimos tiempos. Es bien ecléctico, está en la
cuerda del pop alternativo con mucha fusión. Las letras abordan desde
temas de la cotidianidad, sociales, el desamor y el amor, que no puede
faltar en mi obra.
En la casa disquera que acogió este proyecto, Sony Music
Entertainment de la Región Latina, eres la segunda cubana que firma
luego de Celia Cruz. ¿Cómo valoras esta oportunidad?
Estoy muy feliz con la noticia. Desconocía por completo ese dato,
hasta el día de la firma del contrato, que su presidente Afo Verde nos
informó. Para mí, Celia Cruz, a pesar de todas las separaciones, las
creencias políticas, es una gran artista que marcó una pauta dentro de
la música latina de todos los tiempos, y para orgullo nuestro es cubana.
¿Qué posibilidades tendrán de acceder a él tus coterráneos?
Todas. De los términos más negociados dentro del trabajo de la firma
del contrato fue el tema del territorio cubano, que pudiera ser liberado
dentro del mismo para que en Cuba fuera distribuido por mi disquera de
siempre, que es la
EGREM. Por lo tanto, el disco estará en todas las tiendas de la
EGREM del país, tenemos en planes mi primera gira nacional, ¡creo que ya es hora!
Y nosotros pensamos lo mismo, es hora de que
Diana
regrese y vuelva a mostrarnos en directo esa manera tan peculiar de
proyectarse ante el público. Seremos los primeros en dar la noticia para
que siga el andar por toda nuestra geografía de esta talentosa mujer,
que aunque ahora mismo esté instalada en la otra ala del pájaro y su
corazón lata por un boricua, su latir suena cubano.