martes, 15 de mayo de 2012

El debut del cubano Carlos Varela resultó una fiesta de la canción


El debut del cubano Carlos Varela resultó una fiesta de la canción


El trovador cubano Carlos Varela concretó en la noche del viernes, en el marco de una gira por la Argentina, su primer recital en solitario en Buenos Aires y en el repaso por 30 años de trayectoria, mostró por qué su obra está entre las más valiosas de la canción iberoamericana.

Ante un teatro SHA cubierto por un público que conocía de sus habilidades para componer e interpretar, el artista, de 49 años, salió a escena íntegramente vestido de negro y ataviado con unas gafas oscuras para, desde atrás de su guitarra, entregar más de 120 minutos de emociones intensas, lúcidas y bellas.

Acompañado por el joven pianista Aldo López y por el bajista Julio César González, el habanero cumplió con el ritual de ir presentando cada una de las canciones que poblaron un recorrido por su historia y que, en buena parte, están presentes en el álbum “Grandes éxitos” recién publicado en la Argentina.

Muros (popularizada por el español Miguel Bosé), Como los peces (dedicada al guitarrista y compositor cubano Miguel Matamoros), Blues del boxeador (de homenaje al boxeador Douglas Rodríguez que fue campeón mundial de boxeo en 1974 y vivía en su misma cuadra pero que al lesionarse las manos se dedicó a la bebida) y Siete, (de tributo a su madre), abrieron un sentido paseo musical que sumó otras 11 estaciones.

En ese tránsito por piezas que bien podrían integrar una antología de la Nueva Trova Cubana, movimiento que nació a fines de los 60 por impulso de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola y Vicente Feliú y al que Varela se integró en los 80 como parte de una nueva camada donde también destacaron Santiago Feliú y Gerardo Alfonso, siguieron Una palabra (tema central del filme Hombre en llamas, de Tony Scott) y Telón de fondo.

A pedido de la audiencia y aunque, sorprendentemente, no forma parte de la placa de hits, entonó Memorias que, dijo, “me dedico a mí y a mi generación”.

Su versión de Tan joven y tan viejo, que compuso junto a Joaquín Sabina y que es conocida en la voz del español, Fotos de familia,25.000 mentiras sobre la verdad y Habáname, completaron el segmento formal de la velada.

A la hora de los bises y además de otro imprescindible alegato generacional como Guillermo Tell, Carlos se acordó de dos artistas argentinos y entonó No es el fin a la memoria de Luis Alberto Spinetta y Como un ángel para Gustavo Cerati.

En el marco de un tour que ya lo tuvo por Neuquén y Rosario, el creador completará su demorado paso por la Argentina con presentaciones en Córdoba (el jueves en el teatro cultura Cañada), regresará al SHA el viernes 18 y se despedirá el domingo 20 en el Teatro de La Plata.

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