sábado, 24 de diciembre de 2011

Tan sencillo y cubano, Chico O’ Farrill

"Me siento muy orgulloso de venir de un hombre tan sencillo y cubano como mi padre", afirmó en La Habana el pianista Arturo O´Farrill, hijo de Chico O´Farrill, nombre imprescindible en la formación y desarrollo del fenómeno internacionalmente conocido como jazz afrocubano.

Arturo, quien también destaca por su liderazgo entre las bandas norteamericanas del género, hizo las anteriores declaraciones durante su reciente participación en el Festival Jazz Plaza 2011.

"Mi padre —dijo— trató siempre de borrar fronteras para defender lo suyo, de ahí que escribiera música clásica, compuso sinfonías y música de cámara, pero con un sabor cubano. Ahí están sus piezas Afrocuban Jazz Suite y Tres danzas cubanas. Esa música no es mía, es de ustedes."

De padre irlandés y madre alemana, Chico nació en Cuba en 1921 donde estudió música guiado por el inolvidable Félix Guerrero. Comenzó la carrera de derecho pero su vocación musical pudo más. Completó su orientación cuando vivió en Estados Unidos entre 1936 y 1940. Supo entonces que el jazz y los géneros cubanos tenían mucho en común.

De nuevo en Cuba, trabajó con el maestro Armando Romeu en la orquesta de Tropicana hasta que se instaló a fines de los 40 en Estados Unidos. Irrumpió en la escena jazzística de Nueva York cuando el clarinetista sueco Stan Hasselgard le presentó a Benny Goodman, por entonces consagrado como el rey del swing. Godman le encargó unos arreglos para una sesión discográfica que debía hacerse para la Capitol y quedó impresionado por el talento del joven cubano. Luego escribió arreglos para Machito, Miguelito Valdés, Stan Kenton (Cuban Episode) y Dizzy Gillespie (Suite Manteca).

En la memoria de su hijo Arturo están los afanes de su padre por concebir el acto de creación musical con el mayor rigor del mundo: "Él me inculcó que escuchar y aprender de la música popular es tan importante como hacerlo con Brahms, Beethoven y Stravinski. Este último, me confesó, utilizaba recursos que le fueron muy útiles".

Todo parece indicar que el hijo se miró en el espejo del padre para crecer y hacerse un nicho propio en la música. Nacido en México pero con su vida afincada en los medios latinos de EE.UU., Arturo es uno de los más reconocidos jazzistas del ámbito neoyorquino. En el 2009 ganó el Grammy al Mejor Álbum de Jazz Latino con Song for Chico.

Arturo también sueña en grande: "Estoy trabajando en la idea de hacer una orquesta nueva, donde estén los músicos de mi Orquesta de Jazz Afrolatino y los de Wynton Marsalis y la Orquesta de Jazz del Lincoln Center de Nueva York. Será un intercambio educativo donde se unan músicos jóvenes de acá con los de mi país, maestros de aquí con los de allá, donde confluyan además músicos de otros países para hacer música universal sobre la base de la música afrocubana, del latin jazz.

Y sueña más: "Quisiera venir un año o dos y pasármelo entre ustedes, descubriendo mis raíces que no son otras que las de mi padre. Hablar con quienes lo conocieron, compartir su música con músicos que hoy interpretan sus temas. Nutrirme del mismo elemento de la música cubana que lo ayudó a formar su estética, su forma de pensar y de hacer música. El genio principal de mi padre fue que siempre hizo lo que la música le dijo que hiciera".

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